A estas alturas ya lo saben. Las elecciones locales del 22 de mayo han aclarado el panorama; bueno, en realidad, más que aclararlo lo han teñido de azul. El Partido Popular ha arrasado en España en un evidente anticipo de lo que serán los comicios generales del próximo año.
De un vistazo general, y sin entrar en particularidades, lo que se percibe es que más que un auge sin precedentes del PP, se ha producido un hundimiento del PSOE. De hecho, los populares han obtenido 8,4 millones de votos (37,53%) en estas elecciones, cuando en los comicios de 2007 los apoyos al PP se contabilizaron en 7,9 millones de votos (35,62%); es decir, en cuatro años, el PP tan sólo ha crecido en medio millar de votos (557.956 votos: menos de dos puntos porcentuales más).
En cambio, los socialistas son los que han sufrido un severísimo varapalo en las urnas. De los 7,7 millones de votos (34,92%) de las municipales de 2007; han pasado a registrar 6’2 millones de votos (27,79%) en estos de 2011. Es decir, han perdido 1,4 millones de votos (una caída de ¡siete puntos porcentuales!).
Por tanto, se puede concluir que mientras que los populares han mantenido el paso estable en su carrera electoral; recurriendo al símil deportivo; los socialistas han sufrido una terrible pájara que les ha acabado desfondando.
El fenómeno ha sido especialmente significativo en aquellas comunidades consideradas tradicionalmente como feudos socialistas. Está el caso de Castilla La Mancha, donde el PP ha subido cuatro puntos y medio porcentuales hasta colocarse como fuerza más votada (el PSOE ha descendido siete puntos y medio porcentuales); al igual que en Extremadura, donde los populares han incrementado sus apoyos en seis puntos porcentuales (los socialistas han caído más de seis puntos porcentuales)
Andalucía
Pero, por encima de todo ello, destaca el caso de Andalucía. Aquí los socialistas partían de un resultado en 2007 que les otorgó 1’5 millones de votos (40,65%), y cuatro años después se han quedado en 1’3 millones (32,22%), lo que significa un retroceso de ocho puntos y medio porcentuales.
Los populares, en cambio, han pasado de tener 1’2 millones de votos (32,09%) en los anterior comicios locales en el territorio andaluz a obtener en estos 1’6 millones de apoyos (39,36%), experimentando así una subida de siete puntos.
Si en 2007, el PSOE fue la fuerza más votada en siete de las ocho provincias andaluzas (en Málaga ya ganó el Partido Popular hace cuatro años), ahora los socialistas sólo han mantenido tres de esas provincias, Huelva, Jaén y Sevilla, mientras que las cinco restantes han dado un giro a la derecha. Por cierto, los resultados consolidan una tendencia que se venía atisbando desde hace ya algunos lustros en esta región. El PP basa su asalto electoral a Andalucía en las zonas del litoral, mientras que los socialistas buscan refugio en el interior. De las cinco provincias costeras andaluzas, el PSOE sólo ha retenido Huelva (por una exigua diferencia del 0,23%), mientras que sí ha sido capaz de mantener dos de las tres provincias de interior (Sevilla y Jaén),
De cualquier manera, los resultados globales de Andalucía ofrecen una lectura diferente a la del territorio nacional, pues en esta región, además de la debacle socialista, se ha producido un tremendo crecimiento del PP. De hecho, que la derecha sume hoy más apoyos que el PSOE en 2007 hace que un vuelco electoral en las autonómicas del próximo año deje de ser posible para pasar a ser (más que) probable.
Pero más allá de interpretaciones premonitorias, con estos datos es muy complicado discutir el papel protagonista que Andalucía ha jugado en la victoria de la derecha en España. Tal es así que el 67 por ciento del crecimiento del PP en el país ha procedido de la comunidad andaluza.
Descendamos algo más en el análisis, porque si la comunidad autónoma andaluza ha sido trascendental en el triunfo popular en el país, no digamos ya lo que han representado algunas de sus provincias. En concreto, Almería, Cádiz y Málaga.
En la provincia almeriense se ha producido la mayor subida del PP en territorio andaluz, con un abrumador crecimiento de alo más de ¡doce puntos porcentuales! Además, es ahí donde se da también la mayor diferencia entre populares y socialistas, con 20 puntos de distancia.
Tampoco se queda atrás Cádiz. Allí, el Partido Popular ha conseguido subir casi nueve puntos, en lo que supone el el segundo mayor incremento del PP en Andalucía, sino que también allí se ha registrado el mayor retroceso del PSOE en este territorio. En 2007 fueron los socialistas la fuerza más votada en Cádiz con un 39,10% de los apoyos. Ahora, el 22-M en forma de tsunami ha convertido aquel escenario en una utopía, ya que el PSOE se ha quedado en un exiguo 24,54%, es decir, ha caído en picado más de 14 puntos porcentuales. Por eso, la distancia actual entre ambos queda marcada por casi 13 puntos.
Málaga
Y llegamos a Málaga, la provincia en la que se ha producido la segunda mayor caída socialista en Andalucía (aunque a poca distancia de Huelva y Sevilla), con un descenso de algo más de 8 puntos y medio porcentuales. De hecho, junto con Cádiz (24,54%), es la provincia en la que menos se ha votado al PSOE en Andalucía con un 27,31% (el peor resultado de la historia para los socialistas que le sitúa más cerca de la tercera fuerza, IU, que del PP).
Por contra, el Partido Popular ha pasado de un 38% de apoyos a un 45%, logrando así el mejor resultado de su historia, y contribuyendo de forma decisiva a la victoria popular en Andalucía. No en vano, casi la mitad de los 280.000 votos que el PP ha sacado de ventaja sobre el PSOE en Andalucía han sido depositados en las urnas por malagueños.
Sin duda, el caso de Málaga es muy llamativo pues además es, junto con Almería, la provincia en la que mayor distancia se abre entre el PP y el PSOE, fijada ahora por encima de los 18 puntos.
Por enmarcar este dato en un contexto general; ahora mismo, los resultados de los comicios locales sitúan la distancia entre el PP y el PSOE en España en diez puntos a favor de los primeros. En Andalucía, la brecha se reduce a poco más de siete puntos, también favorables a los populares.
Por provincias, la cosa está así.
Una vez contemplado el escenario, la pregunta resulta demasiado evidente incluso para los que no quieren hacerla. ¿Por qué en Almería (19 puntos), Málaga (18 puntos) y Cádiz (casi 13 puntos) se dispara la distancia que separa al PP del PSOE? En concreto, ¿por qué Almería y Málaga duplican la diferencia media que se produce en Andalucía?
La respuesta a la pregunta que ha ofrecido la dirección del PSOE de Málaga apunta directamente a causas externas a su formación. El secretario general de los socialistas malagueños, Miguel Ángel Heredia, ha huido de cualquier tipo de autocrítica, ha cerrado filas (consigo mismo) y ha señalado directamente a la crisis.
Con independencia de lo acertado o no del análisis, al máximo responsable del PSOE en la provincia de Málaga se le puede imputar un error clamoroso en política: la precipitación. Los socialistas han apostado por la rapidez en lugar de por la profundidad para realizar su reflexión de lo ocurrido, ignorando que, salvo que se trate de una huida hacia adelante, dos días no parece ser un periodo de tiempo suficiente para analizar con rigor y precisión una debacle de la magnitud de la que se ha producido en Málaga para los socialistas. El diagnóstico ofrecido por el líder del PSOE deja demasiadas preguntas sin respuestas. ¿Por qué el Partido Socialista en la provincia de Málaga es el segundo menos votado de todas las provincias andaluzas? ¿Qué ha ocurrido para que en Málaga se registre la segunda mayor diferencia con el PP? ¿Mérito del PP o demérito del PSOE? ¿Por qué en Málaga se ha producido la segunda mayor caída del voto socialista en Andalucía? ¿Qué han hecho mal para que el referente por proximidad de votos sea Izquierda Unida y no el PP?
Tratar de explicar todo esto con la crisis aleja a los socialistas de la necesidad de comprender lo ocurrido, y por tanto, de la oportunidad de encontrar un rumbo diferente que permita corregir la deriva del PSOE en Málaga que no está, en absoluto, vinculada a la crisis a tenor de los resultados electorales anteriores.
Porque, todo hay que decirlo, es posible que el desgaste de la marca PSOE por la gestión de la crisis en España y el deterioro de la imagen del gobierno andaluz, entre otras cuestiones; hayan acelerado algo el hundimiento socialista en Málaga, pero todo ello no puede ocultar el hecho de que las últimas elecciones locales en las que el PSOE se impuso al PP en la provincia de Málaga se celebraron en mayo de 1991. Desde los comicios de 1995, es decir, desde hace 16 años, el Partido Popular se impone a los socialistas en Málaga (aunque ello no se haya correspondido directamente con una mayor representación institucional), y esta circunstancia no es imputable exclusivamente a la actual dirección (por mucho que bajo su competencia se hayan conseguido los peores resultados). Lo que sí es responsabilidad directa de los actuales dirigentes del PSOE es no demorar ya un análisis serio y en profundidad que es inaplazable.
Sí es cierto que, en el hecho de que Heredia marque como obligación la necesidad de acercarse a la ciudadanía y escuchar sus reivindicaciones para conectarlas con las aportaciones del PSOE; hay un reconocimiento implícito de que el programa socialista no respondía a las demandas reales de la ciudadanía. Sin embargo, ese argumento es demasiado ambiguo para aportar explicaciones concretas y creíbles. ¿Por qué no ha sido capaz el PSOE de conectar con la gente? ¿Ha perdido la calle? ¿Cuándo lo hizo? ¿Qué responsabilidad tienen en ello los 101 candidatos que ya apunta el propio Heredia como los alcaldables socialistas de 2015?
Porque, aquí va otra cuestión, que el secretario general del PSOE de Málaga asegure de manera categórica que la mayoría de los cabezas de cartel que han presentado los socialistas a los comicios del 22-M van a repetir supone que todas las agrupaciones socialistas de la provincia van a tener que plegarse a las pretensiones de la dirección provincial al respecto. Pero es más, esta afirmación de por sí condiciona, al mismo tiempo, las posibilidades de análisis y reflexión que las agrupaciones de cada municipio puedan realizar, puesto que plantea excluir de dicho proceso la actuación de los candidatos. Es como decirle a cada agrupación Podéis analizar lo que queráis y hacer el propósito de enmienda que se os ocurra, pero el candidato no se toca. Y algo todavía peor, también indica a las nuevas ejecutivas que se conformen en este periodo (hasta 2015) que, con independencia de quiénes ostenten el poder orgánico en cada agrupación, la dirección provincial ya tiene claro quiénes deben ser los candidatos.
A nosotros, y esto es pura opinión, la valoración de Miguel Ángel Heredia (¿es compartida por toda la dirección provincial del PSOE?) sobre los resultados de las elecciones municipales nos parece de una irresponsabilidad impropia de alguien de su experiencia y poder; todavía mayor si sus afirmaciones obedecen a alguna estrategia en clave órganica dirigida a mantener el control de su partido en previsión de posibles movimientos adversos. Se equivoca Heredia al pensar que la mejor manera de evitar complicaciones internas es parapetarse tras la crisis y señalar a las elecciones autonómicas y generales como el desafío más inmediato. Todo lo contrario, la ausencia de reflexiones serias y rigurosas, de explicaciones convincentes y demostrables, y sobre todo, de un plan de futuro que nazca de lo anterior, es toda una invitación de puño y letra para que se desaten las hostilidades en el seno del PSOE.
Fuengirola
Por otra parte, si la dirección provincial socialista no hace autocrítica y busca las causas de la debacle, ¿quién va a exigir a las ejecutivas locales de la provincia que lo haga?
Así, tras lo ocurrido, no es de extrañar las respuestas ofrecidas desde municipios en los que los socialistas han salido vapuleados. Por ejemplo, en Mijas, donde por primera vez en democracia no habrá alcalde ni alcaldesa socialista. De mayoría absoluta en 2007 con 14 concejales y 8.379 votos (46’73%), el PSOE ha pasado cuatro años después a siete concejales con 5.631 votos (25,10%). El PP gobernará por primera vez en su historia en Mijas y lo hará con una holgada mayoría de 15 concejales.
La respuesta inmediata a este escenario la ofreció la propia candidata socialista, Fuensanta Lima, al asegurar que seguirá adelante en la oposición. Y ya está.
Idéntica respuesta ofreció el candidato del PSOE en Fuengirola, municipio que empieza la sexta legislatura consecutiva bajo mandato popular, y en concreto, de Esperanza Oña. Javier García León ha dejado claro que piensa seguir trabajando desde la oposición.
Son dos respuestas modélicas que, sin embargo, no explican las causas del resultado en sus respectivos municipios y, además, tratan de poner en valor algo que no debería tenerlo.
García León, en Fuengirola, ha obtenido los peores resultados para el PSOE local de los últimos cuatro comicios. En realidad, son los segundos peores resultados en la historia democrática de esta agrupación, sólo superados por el 19,48 por ciento de 1995 cuando los socialistas se quedaron con cuatro concejales.
Ahora, bajo el liderazgo de Javier García León, el PSOE de Fuengirola tiene cinco concejales, ha perdido tres de una tacada respecto a 2007 y se ha quedado en un 20,26% (cinco mil votos), perdiendo 1500 votos. Sin embargo, no parece que ser un panorama lo suficientemente preocupante para que el dirigente socialista haya siquiera insinuado reflexión y autocrítica alguna.
La regresión al escenario de 1995 es tan evidente que no sólo los socialistas han recuperado su porcentaje de votos de aquella legislatura, sino que además, se han dejado coger concejales para que Izquierda Unida, ausente de la Corporación desde hacía 16 años, vuelva a meter cabeza en ella con dos ediles, como en 1995.
Pero no sólo el PSOE debería hacer autocrítica (al PA ni nos referimos, víctima de sus errores, que ha acabado desapareciendo del Ayuntamiento). También la propia IU quien, con apenas 20 días de campaña y unas circunstancias muy favorables (por un desplazamiento del voto socialista, entre otras cosas), ha logrado dos escaños en la Corporación Municipal. ¿Qué hubiera ocurrido si la Asamblea Local de Izquierda Unida hubiese cumplido su obligación y hubiera tenido presencia activa en La Villa Blanca? La reflexión deberían aplicarla durante esta legislatura que está a punto de comenzar porque, de cara a 2015, puede que no tengan la misma suerte del estudiante.
Enfrente está el Partido Popular, o mejor dicho, Pachina, quien si terminase este mandato cumpliría casi un cuarto de siglo en la Alcaldía de Fuengirola. Lo suyo convierte lo de Fraga al frente de la Xunta de Galicia (de 1990 a 2005) en un hobby ocasional. En estos comicios locales ha arrollado todavía más a sus adversarios con un 64 por ciento de los votos (2.500 votos más) para obtener 18 concejales, tres veces más que los dos grupos de la oposición juntos.
Hablábamos antes de la enorme diferencia que se ha consolidado entre el PP y el PSOE en la provincia de Málaga a favor de los primeros. Sin duda, Fuengirola contribuye con enorme empeño a ello, pues en este municipio los populares aventajan en ¡44 puntos! a los socialistas.
Sí, tal vez no sea tiempo de reflexiones ni análisis…
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