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miércoles, 26 de mayo de 2010

La sordera política y la política sorda

“El valor de una idea no tiene nada que ver con la sinceridad del hombre que la expresa”. Oscar Wilde. 
El próximo mes de octubre, la ciudad de Málaga será el escenario del I Congreso de Mentes Brillantes, un llamativo encuentro al que está previsto que asistan, entre otros, cuatro premios Nobel. En concreto, serán 25 los ponentes, entre ellos profesores, escritores, filósofos, científicos, artistas y premios Nobel, que se encargarán de demostrar que las ideas pueden cambiar el mundo.
No está contemplada la presencia de políticos, pero, desde luego, bien que alguno que otro podría estar en esta cita dada la demostrada capacidad para innovar e inventar. Y de aquí de Málaga unos cuantos (de todos los partidos). Sin ir más lejos, tenemos la última ocurrencia del secretario general del PSOE de Fuengirola, Javier García, no-candidato (hasta que Ferraz valide el dedazo de Málaga) a la Alcaldía de esa ciudad, y comentarista habitual de noticias de jesulines y sucesos en algún programa de Canal Sur de dudosa utilidad pública. En plena situación de crisis, con recortes, reajustes y reestructuraciones; con congelaciones y rebajas; el flamante líder socialista ha vuelto a hacer alarde de su intuición política para abrir grandes debates y ha anunciado que pedirá el cambio en la denominación del Complejo Deportivo y Social Elola. 


Vaya por delante que el hecho de que un equipamiento público lleve el nombre de un cargo franquista resulta inapropiado y hasta grosero. Por lo que, la propuesta de cambiarle el nombre no está de más. Sin embargo, esto no debe ocultar otros detalles. Como el momento escogido para ello. ¿Por qué ahora? ¿Por qué se han acordado ahora los socialistas de este recinto que lleva más de dos décadas de funcionamiento? ¿Acaso acaban de descubrir quién era el tal Elola? En su programa electoral de 2003, los socialistas propusieron la construcción de gran complejo deportivo en lo que era entonces el Estadio Elola, pero no hablaron de cambiarle el nombre. De hecho, reivindicaron la paternidad del mismo con la misma denominación. Hace dos años, este nuevo recinto fue inaugurado (como no podía ser de otra manera) a bombo y platillo por Pachina. Tampoco hablaron de la denominación del equipamiento. Desde el PSOE han criticado hasta el desorbitado precio de los aparcamientos subterráneos del Elola, pero sin hablar del nombre. 
En cualquier caso, insistimos desde aquí en que retirarle el nombre de Elola a ese recinto es en lo único en lo que estamos de acuerdo. Discrepamos, como decimos, del momento elegido. En pleno debate sobre la austeridad en las administraciones, los sueldos de los cargos públicos, la reforma laboral en ciernes, la crisis, en definitiva. Esta propuesta, como se suele decir, “no pega ni con cola”. Entonces, ¿por qué han elegido este momento? La impresión que ofrece es que lo importante no es la medida planteada, ni el debate que pueda suscitar, sino el titular conseguido en los medios de comunicación. Algo así como preguntar entre los suyos: “¿qué tenemos para la semana? Y alguien dice: El Elola. Pues vale”.

El problema de esta estrategia es el escaso recorrido que tiene. Lo previsible es que Oña no incluya el asunto en el orden del día del siguiente pleno y se acabó. Ahí morirá el tema. Al menos, pensará el no-candidato, el titular ya está conseguido. Porque, en efecto, la propuesta del PSOE parece haber estado encaminada a conseguir la atención mediática. De lo contrario, no se entiende la segunda parte del planteamiento. Los socialistas quieren retirar el nombre de Elola y ponerle el de Blas Infante. ¿Por qué? Dicen que para que la ciudad rinda homenaje al padre de la patria andaluza. Lo cierto es que entre la persistente reivindicación de que la bandera blanquiverde ondee en el Castillo Sohail y ahora esto, resulta evidente que una clara estrategia del PSOE de cara a las elecciones municipales en la región es pescar en el derruido granero de votantes del Partido Andalucista (véase también las incorporaciones de andalucistas a las filas del PSOE en lugares como Ronda). Es decir, la propuesta tiene un claro tufo de oportunismo electoral. Pero, más allá de eso, ¿por qué el Complejo Deportivo y Social Elola, el equipamiento deportivo más importante de esa ciudad, tiene que llamarse Blas Infante? ¿Por qué la decisión la asume en solitario el PSOE? ¿La respalda la ciudadanía? Y cuidado, no decimos que no sea acertado el hecho de que Blas Infante sea el nombre final de este recinto. Lo que no entendemos es que una decisión de este tipo la tomen cuatro personas en el seno de un partido a su libre albedrío. Javier García dice hoy que Blas Infante. Mañana, IU propone que se llame Quino en honor al humorista gráfico conocido por ser el padre de Mafalda, cuyos padres fueron españoles emigrados a Argentina desde Fuengirola. O Antonio Banderas, el que dicen que es hoy el malagueño más universal. En todos estos casos, argumentos a favor hay de sobra. ¿Quién decide? Porque ésta es la cuestión importante, más allá del nombre. Y lo que aquí plantea el secretario general del PSOE de Fuengirola es que los demás acepten la decisión que ellos quieren tomar. 
Distinto hubiera sido que la propuesta formulada plantease la necesidad de quitarle el nombre del dirigente franquista al recinto y abrir un debate para proponer alternativas. Incluso, una especie de concurso de ideas en el que los ciudadanos hubiesen podido plantear sus preferencias. Después, se somete a votación del pueblo y se cambia el nombre. Pero no ha sido así, entre otras cosas, porque la estrategia de buscar titulares persigue la inmediatez y el corto plazo, aunque ello requiera sacrificar otros aspectos más saludables para la actividad democrática de una ciudad.

En una entrevista en el diario online Málaga 101, el propio Javier García, "un diamante en bruto de la socialdemocracia" señalaba como punto débil de Oña "la sordera política que padece". Y añadía: "hace años que no escucha a nadie, y eso la gente lo perdona una o dos veces, pero no tres. Gobernar de espaldas a la ciudadanía acaba pasando factura. En política la humildad y saber escuchar son fundamentales". ¿Acaso no es esto un ejemplo de cómo se gobierna de espaldas a la ciudadanía? ¿Por qué cae en el error que denuncia?

Por otra parte, también resulta destacable el hecho de que el PSOE vaya a llevar la propuesta al pleno en forma de moción. Y es llamativo no porque no deba hacerlo (todo lo contrario), sino porque no ha sido capaz de abrir un debate en sesión plenaria sobre los innumerables desperfectos de la chapuza del Elola. Es decir, a pesar de los inaceptables fallos estructurales que tiene el equipamiento público más caro de la ciudad y que afectan a un gran número de usuarios del mismo, el único debate importante sobre el Elola para los socialistas es su nombre. El concejal Antonio Castillo sí salió en rueda de prensa en febrero pasado para denunciar tímidamente “las deficiencias en el mantenimiento de las infraestructuras de Fuengirola” y habló del mal estado del Complejo Elola. Por cierto, ninguna referencia entonces al dirigente franquista que presta su nombre al recinto. ¿No sabía el edil socialista quién era José Antonio Elola o no le importaba en ese momento? Pero a lo que vamos. Esa denuncia ante los medios, sin embargo, no se tradujo luego en un debate en sesión plenaria sobre ello porque no presentaron iniciativa alguna que se conozca. Ahora en cambio, el pleno, Pachina mediante, hablará sobre el cambio de denominación del recinto. Una decisión que, al final, acabarán tomando los de siempre.

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