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miércoles, 9 de junio de 2010

Un cómodo y austero silencio para Pachina

La crisis actual, o mejor dicho, el tijeretazo de ZP parece que haber desatado una hipócrita competición en las administraciones públicas por ver quién logra el gesto de simbólica austeridad más aplaudido. Entre otras cosas, nuestros políticos parecen (algunos más que otros) dispuestos a bajarse sus salarios. 
En Málaga capital, se los bajarán entre un 7 y un 10 por ciento, aunque el debate nos ha dejado como perla la nueva definición de ‘humanidad’ que nos ha ofrecido el alcalde, Francisco de la Torre, a la hora de buscar pretextos para no tocar los indecentes sueldos de algunos directivos.
En Mijas, los 14 concejales del equipo de gobierno se bajan el sueldo un 10 por ciento. 
Y así podríamos seguir en esta impostada moda de la austeridad. Impostada decimos porque PSOE y PP, en un intento de acabar con la época del “yo un euro más que tú” y guardar las apariencias, han tratado de negociar un acuerdo en Andalucía para consensuar la bajada de los sueldos de los alcaldes y concejales con motivo del ajuste gubernamental y de paso, abordar una regulación de estas retribuciones para el futuro. El resultado, sin embargo, ha sido el esperado. No ha habido acuerdo. Sin embargo, más allá de esto, hay otros asuntos llamativos sobre la cuestión. Lo primero es ¿por qué las negociaciones se realizan a nivel regional? ¿Debe un alcalde del PSOE de un municipio de 50.000 habitantes de Extremadura cobrar más (o menos) que uno de Andalucía? ¿No es más sensato promover un acuerdo a nivel estatal?
Pero, más allá de esto, lo que sobresale es que, como se puede comprobar, este tipo de cuestiones vuelve a abordarse exclusivamente desde el ámbito de los partidos dejando fuera a la sociedad civil, como si las instituciones públicas pertenecieran a su coto particular. ¿Qué opinan los ciudadanos de los salarios de sus representantes?
En fin. El caso es que en pleno frenesí de ahorro estamos. ¿Todos? Bueno, parece que hay quien no se da por aludida. Hablamos, cómo no, de Esperanza Oña, la pertinaz alcaldesa de Fuengirola quien obvia lo que ocurre a su alrededor para dictar su propia doctrina.
En el Parlamento Andaluz, también se ha aprobado una rebaja del 10 por ciento de la retribución de los 109 diputados. Es decir, a Pachina le han tocado el bolsillo, y eso, aunque sea a ese nivel, duele. Así que, en un loable ejercicio de paternalismo, ha decidido proteger a sus concejales del gobierno local e ignorar cualquier medida en ese sentido. 
Lo cierto es que, si no fuera por el personaje que es, la actitud sería escandalizadora. Pero, en el caso que nos ocupa, no genera asombro alguno, dado el concepto de la política como servicio público que ha ido diseñando la regidora a lo largo de su carrera.
Hasta ahora, Oña ha estado luciendo a modo de bandera ejemplarizante un insólito plan de austeridad en el que, por ejemplo, tiene cabida gastarse 4.000 euros al mes en un panfleto de autobombo. En ese programa de ahorro también es posible despilfarrar más de un millón de euros en TeleOña. O financiar programas de televisión para otras emisoras, en los que su única utilidad es poner a parir todo lo que ‘huela a rojo’. Sin embargo, de los generosos sueldos oficiales de los integrantes del gobierno municipal, nada de nada. Y ello, incluso, a pesar de que todos tienen dedicación exclusiva al cargo y algunos (por no decir casi todos, de alguna u otra manera) compaginan su actividad privada con la pública. Es decir, llenan el bolsillo por varios sitios. 
No se entiende, sin embargo, el comportamiento de la oposición en este asunto. El PSOE ha entrado en el ¿debate? tímidamente. Lo ha hecho pidiendo una rebaja del 15 por ciento. Moción que ni siquiera ha ido a pleno. El Partido Andalucista, en cambio, ni siquiera ha querido atender este tema. ¿Por qué? Algún malpensado habrá que vea en esta actitud un intento de proteger lo que cobran los de la oposición. No debería ser así, puesto que, hay que recordar que los ediles de la oposición en este municipio no tienen asignación alguna y su única retribución es una escasa indemnización por asistencia a plenos y comisiones informativas. Luego, entonces, ¿por qué no entran de lleno? En Málaga, la bronca ha resultado formidable por el ahorro en el erario público. En Andalucía, el desencuentro entre los partidos, también. En Fuengirola, en cambio, una vez más, el silencio resulta tan llamativo como cómodo y placentero para Pachina

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