A principios del mes de junio, tuvimos la oportunidad de apreciar uno de esos gestos que convierten a Esperanza Oña en esa entrañable alcaldesa, preocupada por sus conciudadanos (los de Fuengirola, no los de Sevilla, se entiende), sensible hacia los problemas de sus vecinos y, sobre todo, comprometida con el interés general de la ciudad.
En otra de sus habituales escenificaciones mediáticas, Pachina se presentó ante las cámaras acompañada de dos representantes de las empresas Oreco y Probisa para proclamar al mundo su compromiso con el empleo de los fuengiroleños. En concreto, firmaron sendos acuerdos para que estas constructoras contraten preferentemente a personas propuestas por la Concejalía de Fomento de Empleo.
En otra de sus habituales escenificaciones mediáticas, Pachina se presentó ante las cámaras acompañada de dos representantes de las empresas Oreco y Probisa para proclamar al mundo su compromiso con el empleo de los fuengiroleños. En concreto, firmaron sendos acuerdos para que estas constructoras contraten preferentemente a personas propuestas por la Concejalía de Fomento de Empleo.
Despojada de todo análisis y vista desde el desinterés por la cosa pública, la medida, desde luego, es elogiable en sí misma. Sin embargo, con cierta perspectiva, genera ciertas inquietudes. La principal, la que emerge en primer lugar por encima de todas, es que, visto el interés de Oña por acabar con la lacra del desempleo en Fuengirola (es la única política capaz de obtener réditos del empleo y del desempleo), y visto el ejercicio de responsabilidad social de estas dos empresas, ¿cómo es que este acuerdo no se ha firmado antes? Máxime teniendo en cuenta de que hablamos de dos constructoras que llevan recibiendo adjudicaciones de obras municipales desde hace, al menos, una década (Oreco, quizá menos).
Pongamos el foco sobre este asunto, porque resulta interesante comprobar que Probisa, por ejemplo, ha acaparado la mitad de los proyectos del Fondo Estatal de Inversión Local (el despilfarro del llamado Plan ZP) en Fuengirola. En concreto, de los ocho proyectos presentados por el Ayuntamiento, cuatro se los ha quedado esta empresa: la remodelación del acerado sur de la avd. Jesús Cautivo (entre la avd. Acapulco y el Arroyo Real), seis calles de la Barriada de Los Gómez en Los Pacos, la reforma de la avd. Las Salinas y la de la calle Málaga.
Pero la cosa no queda ahí, porque también ha resultado agraciada con la adjudicación de una de las cuatro obras del Plan Proteja (el Plan Chaves, para entendernos): la construcción de una rotonda en Carvajal (que, por cierto, acumuló un notable retraso).
Y se puede seguir sumando porque el Plan Qualifica (de la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía) financió mayoritariamente la remodelación de la avenida Jesús Cautivo en su tramo desde la avenida Acapulco a la avenida Las Salinas. ¿Adivinan qué empresa ejecutó la obra? Pues sí. Probisa.
Igual que el Parque de Poniente (también financiado por la Junta de Andalucía a través de los fondos procedentes de la declaración de Fuengirola como Municipio Turístico). En este caso, los trabajos fueron llevados a cabo por la UTE Probisa-Obisa.
Todo esto no hace más que certificar la excelente relación de la constructora con el municipio de Fuengirola. De hecho, este vínculo tiene una trayectoria mucho más amplia. Desde hace, al menos, una década viene operando la empresa en esta ciudad (en cuanto a obra pública local nos referimos), y a notable ritmo. Para hacernos una idea, podemos afirmar que en los últimos dos años y medio, Probisa ha llevado a cabo más de una veintena de importantes actuaciones en Fuengirola (remodelaciones de calles y avenidas).
Por eso no debería resultarnos extraño el compromiso de la empresa para intentar reducir el paro en la ciudad… desde el pasado mes de junio, se entiende. Porque en un pleno del pasado año, el portavoz del Partido Andalucista, Cristóbal González, preguntó a la alcaldesa por el despido de dos jóvenes fuengiroleños que trabajaban en una de las obras que Probisa ejecutaba con cargo al Plan ZP. Según reveló el concejal del PA, estas dos personas se negaron a hacer el volumen de horas extra que la constructora le pedía y fueron despedidos sin que la obra hubiera terminado. Además, Cristóbal González también aseguró que estos dos (ex) trabajadores denunciaron que la mayoría de sus compañeros en la obra no eran de la ciudad.
El hecho en sí ya resulta llamativo y también la reacción de Pachina. Aseguró que esperarían la respuesta de la empresa sobre este asunto (nunca más se ha sabido de él públicamente) y de paso le arreó al propio González por salirse del (dócil) guión que tiene encomendado y atreverse a preguntar este tipo de insolencias. Le vino a decir que el hecho de que los trabajadores no fueran de Fuengirola no era importante. No somos abertzales fue la frase contundente de Oña para decir que los de fuera también tienen derecho a vivir.
No parece, sin embargo, muy coherente con otro tipo de actos políticos de la alcaldesa. Por ejemplo, el mismo convenio que un año después firma con esa misma empresa para contratar preferentemente a personas de la ciudad. ¿Ya no tienen derechos los de fuera?
O las subvenciones aprobadas en una Ordenanza Fiscal para encubrir una subida de impuestos y que aplicaba descuentos del 30 por ciento en los pagos impositivos a los empadronados en Fuengirola. ¿Los de fuera, entonces, no tienen derecho a vivir en igualdad de condiciones que los de dentro y por eso tienen que pagar más impuestos?
Molestas cuestiones al margen, el asunto es que, desde hace unas semanas, Pachina y Probisa (y Oreco) se han conjurado públicamente contra el paro en la ciudad.
Pero ahí no queda la cosa. El apego de la empresa por La Villa Blanca es tal que todo son ventajas. Pues, las licitaciones adjudicadas a esta entidad parecen conllevar un doble beneficio para la ciudad. Además de la obra en sí que ejecuta, las mejoras que introduce en sus ofertas posibilitan llevar a cabo otras actuaciones a coste cero para el Ayuntamiento. Al menos, así vende la burra o mula (como gusten) la propia alcaldesa quien, a principios de junio anunció el inicio de los trabajos de remodelación de un tramo de la calle Camino de la Condesa, una intervención valorada en 800.000 euros que, sin embargo, no le costará nada al erario público porque las mejoras ofertadas por Probisa en otras obras han permitido “ahorrar” este dinerito. Acerquemos de nuevo el foco a esta cuestión.
Recordemos: esta empresa es la adjudicataria de cuatro de los ocho proyectos del Plan ZP: un tramo de la avd. Jesús Cautivo, la Barriada de Los Gómez en Los Pacos, la avd. Las Salinas y la calle Málaga). Sin embargo, según nos han desvelado, al menos en tres de estos proyectos, las obras costaron más de lo previsto inicialmente en la adjudicación; de hecho, han supuesto unos 650.000 euros de más. Claro que éste es un dato que se le olvidó mencionar a la regidora del PP. Tal vez porque no le parece extraño que las obras municipales experimenten una modificación de su coste. Ciñéndonos al caso de Probisa. Si dijimos con anterioridad que en los últimos dos años y medio le tenemos contabilizadas una veintena de actuaciones importantes en Fuengirola. Ahora podemos desvelar, según la información que nos han hecho llegar, que, excepto cuatro, todas sufrieron una modificación del coste, bien por incrementos del presupuesto inicial de adjudicación, bien por un aumento de la liquidación final de obra. Así ha ocurrido, por ejemplo, con proyectos como la rotonda de Carvajal, la remodelación un tramo de la avd. Conde San Isidro; el Parque de Poniente, la calle Maestra Aspiazu, otro tramo de la avd. Jesús Cautivo o las calles Padre Rufino, María Josefa Larrucea y Molino de Viento, por citar algunas de las principales intervenciones de la entidad en el municipio.
Y es que una cosa es que surjan imprevistos en las obras municipales, y otra bien distinta es que esto sea una (mala) costumbre. Desde luego, ejemplo de gestión pública no es, aunque la mancha sea imperceptible a ojos ciudadanos entre tanta basura propagandística como genera la maquinaria de Oña. Por resumirlo de un modo gráfico, pasa desapercibido porque la gente le presta más atención al colorido de la maceta que al coste del tiesto, cuando debería ser al revés. Culpa de ello, no obstante, la tiene la gestión (también podríamos decir, el secuestro) de la información que lleva a cabo el ejecutivo del PP en la ciudad.
En realidad, lo exigible sería que el propio gobierno local, tal como hace al anunciar las obras a bombo y platillo; justificase después públicamente y por el mismo cauce (a través de los medios de comunicación, en sesión plenaria y en la web municipal) las razones de estos incrementos presupuestarios.
Un ejemplo: la remodelación de las calles Ceuta y Melilla. Este proyecto fue adjudicado definitivamente a Probisa en marzo de 2009 por unos 391.000 euros (que financia también la Junta de Andalucía). El 22 de mayo, dos meses después, finalizan los trabajos en estas dos vías, y Oña se pasea por ellas con una vecina junto a los medios de comunicación y recuerda que han costado 391.000 euros. Un mes después del fin de obra, en junio de 2009, aprueba un aumento del presupuesto inicial de adjudicación del 19’5 por ciento, unos 76.000 euros más de coste. Para eso no hay medios de comunicación ni vecinas.
El pasado 8 de junio, Pedro Cuevas compareció ante los medios para anunciar el inicio de las obras de construcción de un complejo deportivo de tenis en la ciudad y que va a costar 1’1 millón de euros. Cuando esté terminado el recinto, el propio Pedro ‘El de la Loma’ debería volver a convocar a la prensa para explicar cuánto ha costado finalmente este recinto y por qué (si lo ha habido) se ha producido un aumento del coste. Por cierto, se nos olvidaba decir que también ha resultado adjudicataria de estos trabajos la empresa Probisa.
En definitiva, queremos poner el acento en lo que se conoce como rendición de cuentas, un concepto (ignorado por la inmensa mayoría de los dirigentes públicos) que no tiene nada que ver con el acto de claro tinte electoralista que celebró Pachina en el Palacio de la Paz para hacer balance de legislatura y calentar motores de cara a los comicios de 2011, y sobre todo, los de un año después.
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