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domingo, 25 de julio de 2010

Desmontando la democracia en el PSOE







"La diferencia entre una democracia y una dictadura consiste en que en la democracia puedes votar antes de obedecer las órdenes". Charles Bukowski. 



Este magnífico representante del llamado 'realismo sucio' tendría bastante claro en cuál de los dos supuestos encajaría el PSOE de Andalucía tras su rechazo a la celebración de primarias para elegir a sus candidatos. Pese a lo que, en su día, estableció Ferraz, los 'ilustrados de la calle San Vicente' han pedido que sea declarado 'el estado de excepción democrática' en el PSOE Andaluz, para poder optar por el sistema digital para la elección de sus candidatos a las alcaldías de municipios de más de 50.000 habitantes donde están en la oposición.
Es decir, utilizar el conocido 'dedazo'. Ha sido el propio Griñán quien ha pedido a la dirección federal socialista que suspenda (¿se puede suspender algo que ni se ha iniciado? la celebración de primarias en Andalucía. Y lo ha refrendado el Comité Director. Es, por tanto, toda una declaración de intenciones que transmite un mensaje inequívoco dentro y fuera de esa organización: 'entre poder y democracia, no tengan dudas, elegimos lo primero'. Y lo peor, tal como recuerdan algunos medios de comunicación con carácter premonitoriamente amenazante, es que "siempre que se ha pedido desde Andalucía, Ferraz lo ha autorizado". 


En las entradas, Matrix SocialistaPrimarias para primos y La anunciación de María ya nos referimos a este polémico asunto sobre el que profundizaremos en esta ocasión con nuevos puntos de vista. Y ello nos lleva a recordar que el pasado 22 de julio se cumplieron 10 años de la victoria de Zapatero en… ¡las primarias!, sí, que le alzaron a la secretaría general del PSOE. Fue el primer paso en su camino hacia La Moncloa. En aquel 35º Congreso, Zapatero, en su intervención antes de las votaciones dejó clara su receta para cambiar su organización internamente: "Primarias, listas abiertas y limitación de mandato". Así quedó establecido en los documentos de una de las comisiones de trabajo del congreso. Es más, los asistentes al acto, aquel 23 de julio del año 2000, pudieron escuchar de boca del propio Zapatero (todavía no era ZP) ya como secretario general la siguiente declaración de principios: 

  
 Un día después del triunfo, Zapatero fue entrevistado en el programa 'Hoy por Hoy' de la Cadena Ser y respondió así a dos de las preguntas que le formularon:

P: ¿Primarias, sí o no?
R: El congreso se ha pronunciado de manera clara por las primarias.
P: ¿Y listas abiertas?
R: Sí, creo que se han aprobado y que da más libertad a los militantes.

Diez años después, ¿qué queda de todo aquello? La fórmula que sirvió para aupar a ZP a la secretaría general, para empezar a cerrar heridas internas en su partido, para renovar la ilusión de su organización, ya no vale. ¿Por qué? Evidentemente, por las reticencias de los centros de poder de este partido a perderlo (compartirlo). Lo demuestra el hecho de que, ya desde su nacimiento en el seno del debate socialista, las voces contrarias a este sistema fueron numerosas y bien significadas. De hecho, se puede apreciar que la tendencia de este proceso electoral interno en el PSOE apunta claramente a su desaparición. Así se explica, por ejemplo, por la introducción en los estatutos y normas de los socialistas, cortapisas que limitan y dificultan su celebración. La principal: el requisito de obtener un 20 por ciento del apoyo de la militancia de la agrupación cuando pertenece a un municipio de más de 50.000 habitantes. Este tope mínimo privilegia las posiciones de poder de los aspirantes del aparato y merma las posibilidades de candidatos alternativos. Otra limitación es la posibilidad de que la dirección federal decida suspender la celebración de primarias en determinados territorios (tal como está a punto de hacer en Andalucía).

En este sentido, aquí, la Ejecutiva de Griñán, tras haber comprobado que el 20 por ciento de avales no les garantizaba completamente el control en la elección de candidatos (además de poseer todos los canales de comunicación internos, los censos,…), pues directamente han optado por recurrir a la petición de excepcionalidad, antes mencionada. Resulta curioso, por cierto, conocer la argumentación oficial del aparato para renunciar a las primarias. Dice Susana Díaz, la secretaria de Organización del PSOE-A (quien ya ha liado alguna que otra en su corta trayectoria en el cargo), que quieren apostar por un proceso de elección de candidatos basado en el consenso, en la unidad y el diálogo, lo que dio tan "buenos resultados" en el año 2007. ¿A qué buenos resultados se refiere? ¿A los de las capitales andaluzas? ¿A los de la provincia de Málaga? ¿Quizá a los de la Costa del Sol? La dirigente socialista regional especifica que lo que pretenden es "abordar un proceso de diálogo y de consenso, que sea tranquilo y participativo, en el que todos los militantes puedan expresar su opinión". ¿Y qué son las elecciones primarias entonces? ¿Un sorteo? Este ejemplo de desfachatez política es posible, en parte, porque las normas estatutarias de este partido no recogen con claridad las causas que pueden motivar la suspensión de las primarias por parte de la dirección federal.



Pero, más allá de ello, lo que esta situación vuelve a poner de relieve es el carácter amenazante que perciben las direcciones políticas del PSOE en la celebración de elecciones primarias. Y ello es así porque se trata de un proceso que atenta contra los cimientos del actual sistema de poder al sustituir el miedo (disciplina férrea y obediencia ciega) por el debate libre e igualitario como piedra angular de la actividad interna de la organización.



Por esto mismo, lo cierto es que se antoja más que probable que Ferraz acepte la propuesta de Griñán. Y por si eso resultase finalmente así, es entonces interesante recordar lo que, hoy, visto con perspectiva, resulta un curioso ejercicio de cinismo: aquella felicitación de la Ejecutiva Federal de los socialistas a Obama y a Hillary Clinton, con las consiguientes loas al procedimiento de primarias en el que participaron. 




Pero no caigamos en la demonización de la dirección del PSOE Andaluz, porque parece que las hay peores. Evitaremos aquí hablar de la situación de la FSM, y miraremos más al norte para recordar el conocido caso de 'los 14 de la AMSO'. Resumiéndolo mucho, 15 militantes de la Agrupación Municipal Socialista de Oviedo, que reclamaban la celebración de primarias para elegir al candidato a la Alcaldía, fueron suspendidos de militancia tras criticar públicamente la decisión de no apostar por este procedimiento. Era el año 2006. Un 27 de julio (curiosa la casi coindidencia de fechas) cuando la Federación Socialista de Asturias (FSA-PSOE) adoptó el acuerdo de solicitar a la Comisión Federal de Listas del PSOE la suspensión del proceso de primarias para la selección del candidato a la Alcaldía de Oviedo y proponer como candidata a Paloma Sainz. El 5 de septiembre de ese mismo año, Ferraz acordó suspender dicho procedimiento de primarias. Estos militantes criticaron la decisión, fundamentalmente, a través de la sección Cartas al Director del diario La Nueva España. Tras una advertencia de la dirección regional sobre las consecuencias disciplinarias que dichas críticas podrían acarrear, fueron suspendidos de militancia. Todos los militantes recurrieron a la Justicia (14 de ellos lo hicieron de manera colectiva y una individual). Y todos, excepto uno,    encontraron en los tribunales ordinarios 


que no obtuvieron en su propia organización. Eso sí, de primarias, nada de nada. ¿Por qué, entonces, una formación política como el PSOE Asturiano decidió expulsar a un grupo de militantes que no tenía posibilidad de influir en decisión alguna? La respuesta es clara: volvemos al mensaje del miedo. La suspensión de militancia era un mensaje intimidatorio para las bases, una advertencia de que cualquier movimiento contrario a la doctrina oficial sería abortado de raíz. Es decir, de nuevo: '




entre poder y democracia, no tengan dudas, elegimos lo primero, y a cualquier precio'. 




Recordamos el caso de los 14 de la AMSO, porque, además de ilustrar un nuevo ejemplo de incumplimiento de los estatutos del PSOE, es interesante conocer los fundamentos en los que el juez basó la sentencia, puesto que desvelan el origen de muchos de los problemas de las formaciones políticas en España. Pese a 



anular el acuerdo que suspendía de militancia a 13 de los 14 militantes que lo demandaron, e


l magistrado Eduardo García Valtueña insiste en su escrito que el ámbito de los partidos políticos pertenece al régimen privado de las asociaciones, lo que supone un amplio margen de libertad a la hora de organizarse internamente. Tal es así que, el propio juez considera que "el vínculo entre el afiliado y el partido político genera un complejo de derechos y obligaciones que condiciona también el ejercicio del derecho a la libertad de expresión", y añade que "existe una expresa sumisión por parte de quien libremente decide afiliarse a un partido". De hecho, el juez no anuló una de las 14 expulsiones al considerar que las expresiones vertidas por su autor contenían una carga ofensiva innecesaria. Para que puedan juzgar con conocimiento de causa les reproducimos las expresiones fruto de la polémica:





En un carta remitida al diario La Nueva España, el (entonces) militante mostró su decepción respecto de "los máximos dirigentes socialistas" y su sorpresa por la designación de la candidata a la alcaldía de esta capital por "el método del dedazo" atribuyendo esta decisión a "un pequeño sanedrín más propio de un partido estalinista que de uno que se dice democrático y progresista". 







Si un grupo de dirigentes políticos puede suspender de militancia a otros por denunciar la dedocracia y calificarlo de procedimiento estalinista es que algo no funciona bien en este sentido. Y es que, esta situación jurídica que convierte a los partidos políticos en pequeños reinos de taifa en los que la excepción democrática puede convertirse en norma sin que la militancia tenga posibilidad de levantar la voz es, sin duda, uno de los motivos clave del distanciamiento de la ciudadanía con la política."







Como prueba de ello, en el Comité Director del PSOE-A en el que se acordó suspender las primarias se pudo escuchar a Griñán hablar de "transparencia", "ampliación de derechos" e "igualdad de oportunidades". 




Y mientras todo esto ocurre, en Granada siguen apostando por la celebración de primarias para elegir a su candidato. En Cádiz, tampoco se resignan y dicen no tenerles miedo. Mientras que en Málaga, amenazan con los tribunales y el aspirante a candidato, Ignacio Trillo, asegura que harán oídos sordos y van a continuar recogiendo avales. Sin embargo, el pronunciamiento de la dirección regional va a dificultar, todavía más, el proceso de captación de firmas por parte de este colectivo.




Por cierto, está resultando atronador el escandaloso silencio mantenido por la dirección provincial de los socialistas en Málaga después de haber ejercido de desencadenante del esperpéntico proceso seguido para la elección de candidato en la capital. 


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