Ayer, el PSOE salió a la palestra pública para divulgar la imputación de un exconcejal del PP en Fuengirola, Cristóbal Calvo, con la excusa de solicitar una comisión de investigación (¿sirve para algo?). Al parecer se investiga un oscuro caso en el que no se llegó a ingresar el dinero de un viaje a Melilla organizado por el Ayuntamiento de Fuengirola en el año 2003. Por este asunto, fue detenido en su día e imputado, Pedro Gossatti, jefe de las campañas electorales de Oña en las municipales de 1999 y 2003.
Es decir, el asunto no es nuevo, pero hace bien el PSOE en devolverlo a la agenda pública.
Sin embargo, hoy nos detendremos en el curioso caso de Cristóbal Calvo, muy parecido al de otras víctimas de la voracidad de Pachina. Este concejal tuvo un ascensión meteórica al olimpo popular fuengiroleño, y tan rápido como subió, cayó a los infiernos. Hasta tal punto que tuvo que marcharse incluso de la ciudad en dirección a Melilla (¿casualidad?) donde no le van demasiado mal las cosas en el sector privado (aunque muy relacionado con la administración pública).
Pero no ha sido el único que ha tenido que “coger los bártulos políticos”. Otros como Carlos Miñán (el iluminado que pensó en privatizar el cementerio de Fuengirola) o José Miguel Aznar (el hombre al que la ciudad le debe la solería de sus calles, y bien “satisfecho” que está) e incluso el maestro Gregorio Hernández (quien hace dos años tuvo que volver al IES La Veguilla con el rabo entre las piernas).
Éstos son de épocas pasadas. Pero en la actualidad, también hay algunos compañeros de viaje de Oña que han sido “invitados” a ir armando el petate. Es el caso de “Vallejito”, el concejal de Juventud, Francisco Domínguez, al que desde hace tiempo Esperanza ha señalado como el próximo en abandonar la casa. La puntilla se la dio el affaire con su pareja que le llevó a estar detenido durante algunas horas. Así que, ahora, “Vallejito” se está buscando un nuevo nido para poner el huevo. Aunque sus buenas relaciones con algunos “afortunados” establecimientos de ocio nocturno en la ciudad, e incluso con alguna empresa relacionada con el Ayuntamiento, no hace temer por su futuro.
Tampoco está demasiado bien posicionado el (todavía) bolichero Pedro Cuevas, quien ya en su día, solicitó la compatibilidad para el ejercicio de su actividad privada, es decir, vender calzoncillos y bragas. Algo se huele el bueno de Pedrito cuando apura el tiempo para terminar su “palacete” en La Loma, según algunas informaciones, y recupera su actividad profesional.
Quien también percibe su futuro político algo complicado es la edil del PP, Suvi Hannele Kauranen, una auténtica desconocida, fichada en su día por Oña para atraer a la comunidad escandinava, y que ha pasado con más pena que gloria por la Corporación Municipal. Ya prepara también su futuro profesional para cuando deba dejar el sillón, y sin ir más lejos, ha solicitado también la compatibilidad de su actividad profesional (negocios inmobiliarios).
Y también está sentenciado Arriarán, al que, sin embargo, le mantiene su “control” sobre la plantilla de trabajadores municipales.
Aunque dimisiones y ceses no habrá (salvo escándalo mayúsculo), la suerte está echada para algunos y ya tienen hasta relevo en la próxima lista.