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miércoles, 14 de octubre de 2009

Las huellas de Malaya en Fuengirola

Pues sí. Yeregui y Obarinsa son la misma empresa. La primera se convirtió en la segunda. Y tuvieron negocios con el Ayuntamiento de Fuengirola. Vaya si los tuvieron. En concreto, primero, una permuta de terrenos para institutos y que, también, dio lugar a un edificio multiusos, llamado Palacio de la Paz, que nació encajonado y torcido. Un auténtico despropósito que intentaron, en vano, justificar Pachina y sus discípulos en su momento. Pero, ¿alguien sabe qué aumento de edificabilidad logró Yeregui en la parcela que obtuvo de esa permuta? ¿Quién obtuvo más beneficio, la empresa o el Ayuntamiento? Aquí hacemos el salto en el tiempo y del pasado viajamos al presente para comprobar lo que se cuenta de Yeregui/Obarinsa. En concreto, en algunos confidenciales la señalan como parte de un entramado empresarial especializado en la recalificación de terrenos. Pero es que, además, el propio diario Sur, a propósito de la Operación Malaya, ya remarcó el papel del presidente de Yeregui y Obarinsa como uno de los principales beneficiarios de los convenios urbanísticos de Marbella quien, al parecer, devolvió el favor con creces.
Retrodecemos de nuevo en el tiempo. Estábamos con esa permuta que propició un edificio multicultural poco funcional y mal ubicado. Pues bien, ese proyecto nació con un presupuesto de 1’2 millones de euros, en la época unos 200 millones de pesetas; que era poco más o menos que lo estipulado (!) por la permuta de terrenos. Sin embargo, poco tiempo después, el precio de la obra creció un millón de euros más, hasta llegar a los 2‘2 millones, es decir, … 380 millones de pesetas. Pero, ¿costó al final esto?
Aparcamos la obra del Palacio de la Paz y miramos a Los Boliches. Allí, en Plaza de San Rafael, donde hoy hay un hotel, hubo un solar municipal con antiguas casas de maestras. El equipo de gobierno de Esperanza Oña quiso enajenarlo y lo sacó a subasta varias veces pues, según contaron en su momento, ninguna empresa se interesó inicialmente. Y tuvieron que ser los “buenos samaritanos” de Yeregui/Obarinsa los que pujaron por el suelo y se hicieron con él… a un precio muy interesante. Pues bien, ese suelo recibió una “modificación puntual de elementos” para aumentar su edificabilidad una auténtica barbaridad. En concreto, lo suficiente para que donde había unas casitas bajas, pudiera haber un hotel de 14 plantas en primera línea de playa. ¿Y qué significó esto? Pues que, Yeregui/Obarinsa compró un suelo por un precio y su valor se multiplicó, por una decisión política, sin necesidad de poner un ladrillo encima. Y todo en un solar que salió a subasta y por el nadie se interesó, y que finalmente se adjudicó (se vendió) a la única empresa que pujó. ¿Sorprendente? 
Pues aquí no terminan las “buenas” relaciones comerciales de Yeregui/Obarinsa con el Ayuntamiento que gobierna Pachina. Porque dos añitos más tarde, en 2001, a propuesta de la fiel y leal Ana Mula, se le adjudican otras cuatro parcelas públicas en un procedimiento al que, curiosamente, tampoco se presenta ninguna oferta. En pleno boom de la construcción, y ¿sólo Yeregui/Obarinsa quiere suelo para construir? Esta vez, el suelo es en Torreblanca, en la célebre UR 12. El precio por el que Yeregui/Obarinsa se queda con las parcelas es de 3’5 millones de euros. 
Retomamos la obra del Palacio de la Paz porque ésta unida a la permuta de suelo genera una deuda a favor de Obarinsa de más de 1’6 millones de euros. Así que, se le resta esta cantidad a los 3’5 millones que la empresa tenía que pagar por las parcelas de Torreblanca y, la diferencia es lo que tuvo que abonar la empresa al Ayuntamiento por cuatro parcelas “bien despachadas” en Torreblanca. Buen negocio parece.
Y ahora, nos volvemos a fijar en el solar de la Plaza San Rafael donde, como dijimos, Obarinsa se hizo, mediante oferta única, con la propiedad del suelo donde hoy se levanta un hotel. Pues bien, ya tenían apalabrado el hotel pero faltaba un aparcamiento. ¿Qué hacer? Pues muy sencillo, la empresa junto a la cadena hotelera le piden al gobierno de Oña que haga un aparcamiento. Así de fácil. Y los eficientes chicos de Pachina se ponen manos a la obra. En apenas un mes, los técnicos municipales redactan el proyecto del aparcamiento a petición del equipo de gobierno y para una empresa privada; lo aprueban y también el pliego de condiciones para la adjudicación del uso privado de este suelo. El asunto sale a concurso público y… ¡oh, sorpresa! No hay ofertas para construir y explotar un aparcamiento subterráneo en pleno paseo marítimo y bajo un hotel de cuatro estrellas. Así que, se declara desierto, y vía libre para que Mula adjudique directamente el uso privado del suelo a Obarinsa, la empresa que lo había pedido. ¿Condiciones? Nada complicado. 3.600 euros al año. Sí, 3.600 euros anuales, por 50 años, medio siglo. Y todo en el tiempo récord de apenas tres meses desde que se encargó el proyecto. Para que luego duden de la eficacia y eficiencia del gobierno local de Esperancita.
Pues ya tenemos hotel y parking. Pero falta el remate final, el toque personal de Pachina. Este aparcamiento privado tiene 116 plazas. De ellas, 59 son públicas, y 57 reservadas para el hotel. ¿Cómo ayudar a que todo vaya bien? Pues el Ayuntamiento remodela una calle cercana y se cepilla 70 u 80 plazas de aparcamiento en superficie, públicas y gratuitas. Así de sencillo.
Por cierto, el toque de humor lo encontramos en que, tres meses después de adjudicar el uso de ese suelo para un aparcamiento “semi” privado, Esperanza Oña lleva al pleno la creación de una sociedad municipal de aparcamientos. La cara de la oposición debió ser de chiste.
Visto con el tiempo, se puede decir que a Obarinsa le tocó la lotería. En Marbella, aunque le cogieron el truco, y en Fuengirola donde ni quisieron ni supieron hacerlo.
¿Si esto ocurre en otro lugar, Marbella, Alhaurín El Grande, Ronda, Antequera o Vélez-Málaga, por citar algunos, hubiera acabado en manos de la Fiscalía? No sabemos la respuesta. Pero sí que en Fuengirola, no pasó nada.
Por cierto, el empresario Francisco Javier Arteche Tarascón, imputado en la Operación Malaya, fue presidente de Proinsa Desarrollo Siglo XXI y apoderado. Proinsa es socio único de Sasti Servicios Inmobiliarios, sociedad que, entre otras, absorbió a Promociones Los Pinos de Fuengirola, una sociedad con domicilio social en San Sebastián. ¿De dónde sacaron el nombre? En cualquier caso, Promociones Los Pinos de Fuengirola, según nuestros compañeros de www.ciudadanosdeespartinas.org, era una sociedad administrada por Agustín Aguirre Iguiniz, y en ella, aparecían como apoderados el propio Francisco Javier Arteche Tarascón y Luis María Maya Galarraga. ¿Quiénes son estos dos empresarios? Pues los hombres clave de la trama vasca de la Operación Malaya, según algunas informaciones.

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